Hola. No, no es el
viento el que te habla. Soy yo, el ser invisible que cuida tus pasos, un algo etéreo que llora si tú lo haces y es inmensamente feliz cuando sonríes, aunque
nunca lo hagas por causa suya. Soy aquel que a diario se arma de valor para
presentarse, para que sepas quién es. Soy ese murmullo de buenos días, un
humano y no el aire susurrante.
Soy yo, tu admirador secreto, tu amante de
fantasía, tu defensor incógnito. Soy quien todas las noches te dedica una
oración; soy esto que siente como un golpe al pecho cada segundo de indiferencia;
soy aquello que desea tu amor y que se sabe incompetente de su merecimiento.
Soy esto que ves, es lo único que hay. Soy quien dice que es, a falta de una
mejor palabra, para poder decirte, que sinceramente sin ti yo no soy.
Sé que tu indiferencia me hace ser quien soy: tu admirador secreto, tu amante de fantasía, tu defensor incógnito. Pero no. Me cansé. Hoy ya no quiero ser yo.
Es hermoso tu sentir y lo has plasmado tan claro, que a veces me haces llorar...
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