Google

viernes, 2 de diciembre de 2011

ABRO LA VENTANA



Una ventana abierta no es un gran fenómeno, no es extraordinario, no importa a nadie. Pero entre mi cuarto y el exterior se rompe una frontera, se perciben mundos ajenos al mío. Dimensiones ignotas que contrastan y complementan la mía. Si decido ignorarlas, simplemente desaparezco. Sólo yo sé que existo y dudo de mi existencia, nadie reafirma que mi corazón late, que mi cerebro procesa, que envejezco, que sueño, que añoro, que amo, que deseo…


Cierro la ventana. En este preciso momento, no existo. No veo más que las ensoñaciones de mi mente. No soy nada, no soy nadie. Mi corazón, en el completo silencio grita que vivo. Yo lo sé. Pero no existo.