Quiero más de ti. Más que un
sueño, más que un deseo, más que la vida envuelta en misterios sobre qué harás
cuando no te veo y que hago con las horas vacías en que no estás.
Quiero de ti más que esa mirada
furtiva que escapa de mi descubrimiento, más que sólo la idea de que existes.
Deseo comprobar que no eres una proyección de mis más profundos deseos, un
sueño en vigilia o un error de mi mente. Quiero realidad.
Quiero ser quien eclipse el sol
cuando despiertes, tu amoroso despertador, quien observe que tu descanso sea
tranquilo. Muero por ser la última cara que observes antes de que sueños de mí
te inunden. Deseo ser el motor de tus carcajadas y el guardián de tus alegrías.
Mi destino es ser tu confidente,
tu benefactor en caricias, tu proveedor de ternura, la ruta de cuerpo, el final
de tu búsqueda. Porque mis deseos obedecen a algo más que una obsesión por ser
tu todo, es más bien una sincera preocupación por que seas tan feliz como
puedes serlo.
Quiero eso y más. Más de tu
tiempo, más de tu espacio, más de tu vida, de tu pensar. Quiero secar tus
lágrimas y aliviar tus penas, amo tu risa tanto como tus mohines. Quiero
también tu silencio y tus enojos, tus virtudes y tus defectos. Quiero más, siempre
más, pero más de ti.