Google

jueves, 13 de febrero de 2014

LO QUE POR TI SIENTO


Me pediste que escribiera qué es lo que siento por ti. Te he dicho hasta el cansancio que es imposible. No me crees. Pues lo intentaré.

Para poder escribir lo que por ti siento, debo primero decir lo que no: No te odio, no me pareces desagradable, no quiero matarte… Bueno, a veces sí.

Ahora diré lo que mi cuerpo experimenta ante tu presencia: Calidez, ternura, mi piel se eriza, mi boca se estira en forma de sonrisa, mis ojos te enfocan, mi mente se pierde…

¿Qué más puedo nombrar? ¿Lo bien que me haces? ¿Lo mucho que te pienso? ¿El tiempo que perdura la sensación de tus dedos en mi piel? ¡No! ¿Para qué?

Espera… Miedo, me haces sentir miedo. Aunque me haces bien, temo que todo pronto termine, que seas sólo un sueño, que alguien mejor que yo conquiste tu atención.

Rabia, también siento rabia. Porque hay días que en quisiera ser el polo magnético opuesto a ti y que salieras volando tan rápido como la potencia de mi enojo.

Tristeza, a veces también hay tristeza. Como cuando te alejas, como cuando callas o cuando tu melancolía contagia mi estado de ánimo.

Gula, aunque no es un sentimiento, ¡siento gula! Hambre de ti, antojo de tus labios y creo que la inanición causa efecto en mi cuerpo cuando no beso tus orejas.

Y podría seguir toda la noche haciendo esta tarea, en la que no he dicho nada. Como si el cerebro no encontrara la forma de sacar la palabra exacta, que significa a ese nudo que se hace en mi estómago cuando te veo o el otro estilo de amarre que sucede cuando me sacas de mis casillas.

¿Idiota me he vuelto? ¿Hay una palabra que comunique lo que siento? Aún no entiendo siquiera porque no he hecho lo que la mente me demanda con tanto ahínco: comerte y quitarte la respiración o matarte cuando logras exasperarme como sólo tú lo has logrado.

Después de tantos sentimientos y sensaciones, ya no hay nada. ¡Pum! Se fueron. Ahora sólo hay confusión. Estás en todas partes, como si cada centímetro de mí tuviera memoria propia. Eres un torbellino que ocupa mi cuerpo y yo estoy en medio. Me envuelves, me confundes cálidamente… Me amas…

Te amo. Y no sé qué demonios sea eso. ¡Qué extraño invento o palabra inventada para un torbellino sin forma ni color definido! Unas veces se expresa por tu presencia, en otras por tu falta. Eres viento de labios, o el suave soplo veraniego. En ocasiones me causas malestar y en otras placer. Pero el malestar de tu presencia nunca supera al de tu partida. Eres ese pensamiento intrusivo, ese te quiero callado, ese suspiro robado, esa sonrisa tonta de mi rostro, ese asomarme a la ventana, ese abrazo que derriba todo los problemas…

Eso eres, amor. Eso y más. Ahora lee todo esto y verás que no hay una de todas estas quinientas palabras que lo haya descrito bien.


By Sergio Vergara.

SÍGUEME EN: