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sábado, 1 de junio de 2013

EL JUEGO

¿Y si jugamos a mentirnos?
Juguemos a pensar que el otro trascenderá su espíritu,
a que nos adoraremos más allá de la eternidad,
dirás que soy lo mejor que ha pasado por tu historia,
que serías capaz de surcar cualquier odisea por verme
y que el resto de las personas son inferiores a mí.
Júrame que tu cariño es más grande que el infinito.

Pensemos en grande, una mentira insuperable.
Yo fingiré que ya no puedo pensar en nadie
y tú me dirás que nada en tu pasado importa ya.
Nos diremos que ya nada ni nadie nos puede separar,
haciendo oídos sordos a la experiencia de la humanidad.
Engañemos, juguemos, finjamos, prometamos otro día más,
incluso en los días en que estés lejos siquiera de fingir interés.
Di palabras en automático, recurre a lo dicho antes, está permitido.

Yo prometo creerte fielmente, hasta cuando mientas mal.
Necesitamos este juego de mentiras intergeneracional.
Es un juego simple y divertido, pero no siempre termina bien.
Para jugar se necesita de dos personas que olviden el juego,
se requiere una necesidad de apego, de trascendencia y calor.
Si aceptas jugar prometo ser el mejor jugador que has visto.
Su nombre es bien conocido. Por consenso le llaman Amor.


All by Sergio Vergara.

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