Este texto puede ser leído como reflexión de "Una historia cualquiera: Ana"
Quizá tú no lo sepas,
pero hay dolores opcionales;
si los hay, ¿por qué
sufrir?
Existen distintos tipos de sufrimientos:
el biológico, el social y el humano; el segundo y el tercero son impuestos, se
producen por el aprendizaje de millones de humanos que han pasado por la
tierra, que han construido reglas, principios y tabúes que, cuando no son
cumplidos como fueron declarados, provocan malestar.
El primero es el único natural,
un cólico por ejemplo, no discriminatorio, producto de causa y efecto: colon inflamado igual a cólico, es independiente de la voluntad del sujeto y de las
sociedades. El segundo y el tercero son hechos por construcciones, el segundo
es discriminatorio y parece inherente, pero no lo es: sufrimos por ser pobres,
hombres, mujeres, homosexuales, feas o feos, tener senos grandes o pequeños,
tener matrimonio, soltería viudez, amasiato o celibato; porque nos imponen y
aceptamos un rol social. El tercero es un dolor que nos embarga por pertenecer
a la humanidad, son males atávicos: la oscuridad, los monstruos, la soledad o la
indiferencia, nos duelen y dan temor, verbigracia, porque eso nos enseñaron;
también nos enamoramos por las mismas causas, compramos la idea del matrimonio
porque dicen que nacimos para estar juntos, en pareja.
El segundo y el tercero no
pertenecen a la naturaleza de las cosas, son imposiciones que aceptamos como
naturales. Quien comprende esto, no sufre más por ello, se libera si así lo
desea. A diferencia del biológico, los otros son opcionales, al luchar por
liberarnos, el siguiente dolor que se avecina es el de la resistencia, el de
rechazar esos dolores. Para este sí que hay que ser fuerte, pero de voluntad. Ojalá
se normalizara en muchos y después dejaría de doler. A todo dolor nos
acostumbramos si éste es constante. Hay dolores que pasan desapercibidos y que
se reflexionan poco. Estos son peligrosos, como un cáncer no detectado a
tiempo, cuando nos damos cuenta morimos en él, un dolor inconmensurable. Si hay
que sufrir, si resulta inevitable, que el dolor sea aquel que nos prometa una
mejor entereza, que nos recuerde que luchamos por lo que deseamos, que somos
como queremos ser y no como se supone que deberíamos ser, que nosotros
conocemos cómo seremos, más de lo que el mundo puede predecirlo.
All by Sergio Vergara
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