ABRO LA VENTANA

Una ventana abierta no es un gran fenómeno, no es extraordinario, no importa a nadie. Pero entre mi cuarto y el exterior se rompe una frontera, se perciben mundos ajenos al mío. Dimensiones ignotas que contrastan y complementan la mía. Si decido ignorarlas, simplemente desaparezco. Sólo yo sé que existo y dudo de mi existencia, nadie reafirma que mi corazón late, que mi cerebro procesa, que envejezco, que sueño, que añoro, que amo, que deseo…


Cierro la ventana. En este preciso momento, no existo. No veo más que las ensoñaciones de mi mente. No soy nada, no soy nadie. Mi corazón, en el completo silencio grita que vivo. Yo lo sé. Pero no existo.

La existencia no es vida. Incluso si muero y alguien lee esto, existo por un ínfimo momento en el infinito tiempo que no acaba y que no amerita mi existencia.


Existo y dejo de existir a conveniencia. No necesito morir para desaparecer. No necesito vivir para que me tengas presente. Puedes invocar a mi existencia con sólo leerme o recordarme.


Nadie existe para mí con la ventana cerrada, con mi mundo enclaustrado. La vida es vida, es animal. La existencia sólo es humana. Las cosas están, yo existo.


La existencia es un acto humano. Abro y cierro una ventana, procesas o no mi palabras, acudes a mi recuerdo o me olvidas.


Existo, existo, existo.


Decido, decido, decido.


Abro la ventana. No es un evento extraordinario. Pero en ese simple acto, vuelvo a existir para el mundo y el mundo reaparece y nos confirmamos mutuamente.


La vida es insustancial. La existencia hace que valga la pena.


Abro la ventana…






All by Sergio Vergara.

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